Editorial: Todo es igual. Nada es igual

Todo nos parece novedoso y nuestro tiempo, apasionante. Este ahora que nos ha tocado vivir está en constante movimiento, electrizante, aun no siendo más que la consecuencia del aderezo entre las mentalidades cartesianas y orientales, tal y como viene ocurriendo desde que se abrió la ruta de la seda en el siglo I a.C.

El actual avance en la velocidad de transporte de la información no es comparable al que supuso el del transporte de mercancías, personas e información con la navegación a vela, al del tren o al telégrafo.

Realmente, aún no hemos acabado con el hambre, ni con la enfermedad, ni sabemos hacer viajes interplanetarios. Los coches no vuelan. Y ni siquiera tenemos casas en las que no se oigan los ruidos del vecino…

Desde el punto de vista energético el avance es aún menor. Es el coste de la vida basada en el carbono. No es que sólo la vida se basa en la combustión, la forma más degradada de energía.  Es que, como especie, somos incapaces de vivir sin quemar constantemente energía, ya sea para calentarnos, para alimentarnos o para movernos, la ecuación energética no ha cambiado desde la fogata del hombre de las cavernas: combustión.

Pero, los retos del futuro, con solo tener en cuenta el crecimiento previsto de la población, la proliferación de megaciudades y a su impacto en el deterioro del planeta, hace que sea imperativo que nos planteemos un frenazo en seco en nuestra relación con el consumo la energía. ¿Cuántas nuevas miserias puede generar un incremento del coste marginal del acceso al agua potable?

No podemos seguir quemando. Este reto lo han asumido los fabricantes de automóviles y se hacen abanderados de esta transformación. Por ello, las soluciones de movilidad como servicio, no como propiedad, con automóviles eléctricos y conectados, son una necesidad.

Y ese reto es apasionante. Y en él podrás encontrar trabajando a CESVIMAP.