Preparados para el invierno?

Comienza el mal tiempo. Así que hay que utilizar prendas específicas para proteger a nuestro coche del frío, como los neumáticos de invierno. Mejoran su estabilidad y seguridad ya que aportan mayor tracción y frenada con agua, nieve y especialmente hielo. Su dibujo es diferente –llevan láminas en forma de garra– para adherirse mejor a terrenos donde los neumáticos tradicionales patinan. Además, utilizando cubiertas de invierno evitas el uso de cadenas.

Arranque gradual y paulatino

Si, al ir a coger el coche, los cristales están llenos de hielo, hay que usar una rasqueta de plástico; o, para que resulte más fácil, rociar el cristal con alcohol y retirar el hielo con el rascador. No se debe utilizar agua caliente porque el vidrio podría reventar.

Cuidado con carreteras con hielo, la superficie es deslizante. Se debe acelerar de forma gradual para mantener el control del coche en todo momento. Si a pesar de todo el coche patina, aumentar una marcha hará que disminuya la fuerza que se aplica a las ruedas.

Velocidad según las condiciones de la carretera

Moderar la velocidad evitará los frenazos bruscos. Con lluvia, se debe encender las luces y aumentar la distancia de seguridad. Si, además, existe fuerte viento, el volante habrá de estar bien sujeto con ambas manos, manteniendo un régimen de revoluciones alto para que el coche tenga fuerza.

Con niebla, habrá que adaptar la conducción a la visibilidad. Regla de las tres “V”: visibilidad, velocidad, vehículo delantero. Por ejemplo, con una visibilidad de 50 metros circularemos a 50 kilómetros por hora dejando 50 metros de distancia con el coche de delante.

Con nieve, en cambio, es importante utilizar marchas largas. Cuesta arriba y en llano, una marcha más larga de lo habitual; cuesta abajo, las marchas cortas retendrán el coche. Se debe usar suavemente el embrague y pisar el freno lo menos posible.

Evita las frenadas violentas

Cuando se conduce en invierno y a bajas temperaturas es fundamental evitar las frenadas violentas, ya que activan el ABS, bloqueo automático de las ruedas haciendo patinar el vehículo sobre el asfalto. Si obligatoriamente has de frenar bruscamente y se bloquean las ruedas, lo más conveniente es soltar el pedal de freno y utilizar el freno del motor, dirigiendo con calma la trayectoria del coche.