Especialización en reparación de vehículos industriales

LA ESPECIALIZACIÓN EN LA REPARACIÓN DE VEHÍCULOS INDUSTRIALES EXIGE QUE EL TÉCNICO DE TALLER DISPONGA DE UN BAGAJE DE CONOCIMIENTOS ESPECÍFICOS, QUE COMPLEMENTEN UN ADECUADO EXPERTISE ALCANZADO CON LA PROPIA PRÁCTICA DEL TRABAJO DIARIO EN SU PUESTO. HAY QUE DESTERRAR LA IMAGEN DE QUE LA CAPACITACIÓN ADECUADA PARA LA REPARACIÓN DE VEHÍCULOS INDUSTRIALES, BIEN SE TRATE DE CAMIONES O DE AQUELLOS OTROS MEDIOS PARA TRANSPORTE DE PASAJEROS, SOLO SE ALCANZA CON EL PASO DE LOS AÑOS, CON LA ACUMULACIÓN DE EXPERIENCIA.

La experiencia es un grado, y muy importante en muchas ocasiones, pero no solo es imprescindible atesorar años de trabajo para llegar a ser un buen profesional reparador de camiones, sino que una adecuada y progresiva formación que complemente práctica obtenida en el taller es la mejor forma de lograrlo.

En este artículo incidimos en los perfiles profesionales más representativos en un taller de reparación de vehículos industriales, más orientados a la parte operativa que a la de gestión y gerencial de un entorno en el que convivan fundamentalmente las áreas de carrocería, pintura y mecánica. 

RESPONSABLES DE ÁREA

Los chapistas, pintores y mecánicos comparten una formación común en cuanto a gestión de recursos humanos y materiales, de aplicación en vehículos siniestrados o para operaciones de mantenimiento y reparación.

 

Los profesionales deberán contar con las capacidades y los datos precisos para realizar una adecuada estimación de tiempos y/o valoración de daños en los vehículos, así como de las suficientes dotes de comunicación y negociación para negociar y tratar directamente con clientes y peritos.

Un complemento ideal para este perfil, supone estar al día sobre novedades técnicas relativas a los vehículos y sus tecnologías como vehículos eléctricos/híbridos, nuevos equipamientos, calibraciones , etc.

CHAPISTA

Dentro de la cualificación de chapista de taller de vehículos industriales, diferenciamos el ténico especialista en reparaciones no estructurales y el técnico especializado en las reparaciones y controles dimensionales de las estructuras de los vehículos. Ambos expertos deben disponer de una formación esencial en aspectos tales como técnicas de reparación y sustitución de elementos de acero, aluminio y plásticos, así como también una base sólida para ejecutar operaciones en los vehículos con manejo de todo tipo de máquinas de soldadura y sobre diferentes materiales (MIG, MAG, puntos de resistencia, etc.).

El especialista en reparaciones no estructurales, además, deberá ser conocedor de las técnicas precisas para realizar reparaciones de elevada intensidad en cabinas de camiones y en elementos de grandes dimensiones en autobuses. Dispondrá, asimismo, de cualificación relativa a la reparación y sustitución de lunas parabrisas.

El perfil profesional del chapista especializado en control y reparación estructural de vehículos debe contar con la técnica y formación necesarias para  verificar y medir espacialmente cualquier tipo de carrocería  autoportante  montada sobre un vehículo y para proceder luego a su reparación.

La medición espacial en 3D de cualquiera que sea la estructura independiente sobre la que se monte, ya se trate de un chasis de vehículo 4WD, furgoneta, camión, remolque o de autobús, debe conocerse en profundidad, así como las técnicas más adecuadas para su posterior reparación. Se trata, habitualmente, de una operación delicada, que requiere un elevado número de horas de dedicación.

Para lograr la capacitación que le permita al técnico chapista enfrentarse a cualquier tipo de reparación existente en una estructura independiente, debe estar provisto de formación básica de física vectorial, que enlazará con el correcto manejo de bancadas de estiraje y prensas hidráulicas, fijas y móviles.

PINTOR


Los trabajos de pintura en un taller de camiones o buses exigen conocimientos relativos a colorimetría, técnicas de difuminado, pintados parciales, así como detección y eliminación de defectos de pintura en cualquier tipo de elemento, y para toda clase de material: acero, aluminio o plásticos (termoplásticos y termoestables).

La especificidad en el área industrial viene dada por el aprendizaje para tratar grandes superficies, la decoración y franjeado de vehículos de flotas, la igualación de las enormes piezas de los carrozados y la realización de estas operaciones en el menor espacio de tiempo posible y con la máxima economía de materiales. 

MECÁNICO

La parte de mecánica del profesional de taller de vehículos industriales lleva consigo competencias básicas sobre mecánica, electricidad y electrónica, diagnosis de averías, mantenimiento, geometría de la dirección y alineación, así como todos aquellos conocimientos relativos a airbags, calibraciones de sistemas y equipamiento electromecánico de producto de última generación.

La formación adecuada para trabajar con vehículos industriales pasa por una intensificación en el adiestramiento sobre neumática e hidráulica, tanto desde el punto de vista de diagnóstico como de reparación de sistemas y elementos, aplicables al propio camión y a todas aquellas adaptaciones y carrozados que se monten sobre un vehículo chasis-cabina o un semirremolque.

Las nuevas tecnologías de los vehículos híbridos y eléctricos también se encuentran en los talleres de vehículos industriales, sobre todo los que tienen relación con la reparación de autobuses urbanos. Ello requiere que el mecánico se actualice, por ejemplo, en todo lo relativo a la puesta en seguridad durante la reparación de este tipo de vehículos.

Resulta difícil encontrar un perfil ‘puro’ de los descritos anteriormente, sobre todo en un taller de pequeño y mediano tamaño, ya que, en muchas ocasiones, una sola persona debe realizar tareas comunes a diferentes perfiles profesionales, lo que dificulta aún más su cometido y, sin duda, va a redundar en no solo bajar la calidad de la reparación final, sino también en disminuir la rentabilidad de cualquier área del taller.

De cualquier modo, la formación del personal de taller, sea del tamaño que sea y en la medida de lo posible, constituye un valor y un estímulo para el propio profesional, ya que efectuará su labor con mayor seguridad y motivación, y ello redundará en la mejora del negocio y en la satisfacción del cliente.