En la última década, un total de 25 ciudades españolas de 9 Comunidades Autónomas está consiguiendo que sus índices de siniestralidad vial grave y mortal se acerquen al de la ciudad más segura de la Unión Europea, Estocolmo, que desde hace años cuenta con una tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes inferior a 0,7.
Las ciudades casi cero, las más seguras para conductores, peatones y ciclistas, forman parte en su mayoría de las principales periferias metropolitanas. La clasificación está protagonizada por 12 municipios de la Comunidad de Madrid, entre los que se encuentran varios del sur de la capital, como Móstoles, con una tasa de mortalidad de 0,10 (la más baja de España), Fuenlabrada (0,31) y Getafe (0,56) y, así como otros, como San Sebastián de los Reyes (0,23), Alcalá de Henares (0,31) y Las Rozas (0,42). También forman parte de este ranking tres zonas metropolitanas de Barcelona –Cornellà de Llobregat (0,46), Sant Cugat del Vallès (0,67) y Santa Coloma de Gramenet (0,51)-; dos de la provincia de Cádiz –Jerez de la Frontera (0,56) y San Fernando (0,42)-; dos de la Comunidad Valenciana –Elche (0,35) y Torrent (0,50)-; y dos en Galicia –Santiago de Compostela (0,21) y Pontevedra (0,48)-.
Destacan, además, otras ciudades de Asturias, Extremadura, Castilla La Mancha e Islas Canarias, como Oviedo, con una tasa de mortalidad anual de 0,54; Cáceres (0,63), Talavera de la Reina (0,24), y Telde, con 0,39.
Son algunas de las conclusiones del informe, Horizonte C3: Ciudades Casi Cero, que ha presentado Fundación MAPFRE con el fin de dar a conocer la lista de las 25 ciudades y municipios de más de 80.000 habitantes que cuentan con menor tasa de mortalidad y menor tasa de heridos por cada millón de habitantes entre 2014 y 2018, así como explicar los motivos por los que determinadas ciudades se aproximan a cero siniestros.
La tasa de 3,5 heridos graves por cada 100.000 habitantes es una aspiración que se cumple en muy pocos núcleos urbanos. En España, se producen más de 100.000 siniestros con víctimas, de los cuales 66.738 se producen en el ámbito urbano (64% del total). Reforzar la seguridad vial en la agenda social y política, así como promover la investigación de las causas de los siniestros, entre los retos para reducir su siniestralidad vial.
Buenas prácticas: menos coches y más peatones
Ni la renta ni la tasa de motorización ni la densidad de población. Lo que caracteriza a las ciudades más seguras son las zonas peatonales, los carriles bici, el calmado del tráfico y los Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), así como a impulsar modos de desplazamiento que generen menor peligrosidad, como por ejemplo caminar e ir en bicicleta. El estudio también destaca que sólo una de las ciudades con bajo registro de siniestros fatales tiene un uso extensivo de la motocicleta.
En muchas de las ciudades, destaca, además, la importancia que otorgan a implicar a sus ciudadanos para así responder mejor a sus necesidades y disponer de protocolos de investigación activa de la siniestralidad que permitan poner en marcha procedimientos para conocer los factores y localizaciones de riesgo, incluso antes de que se produzcan víctimas.
Retos: reducir la tasa de fallecidos y heridos graves
Garantizar una movilidad segura a los menores, personas mayores y personas con discapacidad (principales colectivos de riesgo), así como contribuir a prevenir las distracciones y la pérdida de habilidades de los conductores y desarrollar más y mejores Planes Locales de Seguridad Vial en el marco de las estrategias de movilidad segura, sana y sostenible, son algunas de las propuestas en las que hace hincapié esta investigación, que pone de manifiesto dos asignaturas pendientes. La primera, reducir la tasa de fallecidos por cada 100.000 habitantes en las ciudades hasta situarla próxima al 0,7 (valor de referencia, Estocolmo); y alcanzar la tasa de 3,5 heridos graves por cada 100.000 habitantes, que se considera que debería ser la siguiente meta.
Actualmente, del conjunto de las 25 ciudades con tasas de mortalidad reducidas, solo cinco, Fuenlabrada, Torrejón de Ardoz, Parla, Getafe y Telde, presentan tasas de heridos graves, es decir, inferiores o iguales a 3,5 heridos graves por cada 100.000 habitantes, lo que equivale a cinco heridos hospitalizados por cada fallecido. El municipio madrileño de Rivas-Vaciamadrid, por ejemplo, se queda muy cerca de dicho valor, con 3,8.
Jesus: Monclus: “La reducción de víctimas es demasiado lenta”
“A pesar de que la siniestralidad en las vías urbanas ha tenido una tendencia decreciente en España a lo largo de este siglo, la tendencia es más lenta que en el ámbito interurbano, y las cifras de fallecidos y heridos siguen generando cada año un drama social incalculable. La reducción de víctimas es demasiado lenta”. Así lo ha apuntado Jesus Monclús, director de Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, quien ha señalado que el 82% de los fallecidos en 2019 en vías urbanas (81% en 2018) fueron peatones y usuarios de vehículos de dos ruedas, razón por la que es “obligatorio” reforzar su seguridad en los futuros planes de movilidad y seguridad.
Víctimas mortales: 30% en ciudades
La cifra de fallecidos se ha reducido anualmente en un 4% en la última década, pasando de 2.714 fallecidos en 2009 a 1.755 en 2019 en el conjunto de vías urbanas e interurbanas. Lo mismo ha ocurrido con la cifra de heridos graves, cuya reducción anual del 5% ha permitido pasar de 13.923 heridos hospitalizados en 2009 a 8.605 en 2019.
Según las cifras oficiales de las fuerzas policiales, aunque el número de personas fallecidas en siniestros de tráfico en España es cinco veces inferior al que había en 1989, en el año 2019 se produjeron más de 100.000 siniestros con víctimas, de los cuales 66.738 tuvieron lugar en el ámbito urbano (64% del total), donde fallecieron un total de 519 personas (30% del total) y resultaron heridas y hospitalizadas otras 4.302 (la mitad del total).
El informe completo está disponible en: www.fundacionmapfre.org