La bicicleta en la ciudad. Consejos de seguridad

La bicicleta, uno de los medios de transporte ideales por sus múltiples ventajas, principalmente en entorno urbano. Transitar en bicicleta por la ciudad ayuda al usuario –ejercicio físico, ahorro en transporte…– y a los de alrededor, reduciendo el tránsito de vehículos y el impacto de las emisiones contaminantes. Las ciudades del Norte de Europa pueden dar buena cuenta ello.

Fundación MAPFRE ha lanzado la  campaña #EnMisPedales, que aúna recomendaciones para ciclistas, consejos para los conductores de coche y pautas para la convivencia entre ambos. Un interesante contenido al que puedes acceder aquí.

Es muy importante para los conductores asegurarse de que no haya bicicletas al maniobrar o girar o el respeto de la distancia mínima de seguridad de 1,5 metros al adelantar a un ciclista. 

Mimemos la bicicleta

Como con el coche, tenemos que prestar atención a la bicicleta y sus elementos. De su mantenimiento depende en buena medida nuestra seguridad. Tenemos que asegurarnos de que transmisión, frenos y dirección funcionan correctamente, que los neumáticos se encuentran en buen estado y con una presión correcta (en las cubiertas podemos encontrar el rango de presión exacto que se ha de aplicar). La talla de la bicicleta, la postura según el tipo de bicicleta que se trate o el tipo de sillín y su altura también son importantes. Las prendas que elijamos influirán asimismo.

Si la bicicleta es compartida, como Bicimad en Madrid, es esencial comprobar su estado antes de sacarla del tótem.  

Casco e iluminación

El artículo Artículo 118 del Reglamento General de Circulación indica la obligatoriedad de usar un casco homologado siempre que circulemos fuera de poblado; pero recomendamos utilizarlo cotidianamente, entre otros motivos por el mayor tránsito que encontramos en espacios urbanos.

La iluminación es imprescindible para circular en bicicleta por la ciudad. El alumbrado mínimo: luz de posición blanca en la parte delantera, luz de posición roja en la parte trasera, catadióptrico rojo en la parte trasera que no sea triangular y opcionalmente catadióptricos amarillos en los radios de las ruedas y en los pedales.

Según el Reglamento es obligatoria esta iluminación “entre el ocaso y la salida del sol, en pasos inferiores o túneles, o en vías urbanas o interurbanas insuficientemente iluminadas”. Estos sistemas han de ser visibles a una distancia mínima de 150 metros.

Circulando en bicicleta por la ciudad

Está prohibido circular bajo los efectos de las drogas o el alcohol, o utilizar el móvil o los auriculares. En bicicleta por la ciudad se ha de transitar siempre en línea recta por el carril de la derecha, o bien, por el más cercano a la acera. No está permitido zigzaguear entre el resto de vehículos parados o en movimiento. Del mismo modo, hemos de mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros con el vehículo que nos precede.

No podemos olvidarnos de la señalización, comprobando quién viene detrás de nosotros, e indicando con los brazos el sentido de nuestra maniobra. La Guía del Ciclista de la Fundación MAPFRE ofrece un contenido exhaustivo en este campo.

Debemos ocupar el centro del carril para hacernos visibles y ceñirnos a nuestra derecha en caso de que nos adelanten. También, prestar atención a los vehículos detenidos o estacionados temporalmente en el carril.

Semáforos, aceras y peatones

Una de las fuentes de conflictos entre conductores, ciclistas y peatones son las intersecciones y las aceras. De estas últimas, recordamos una vez más que las bicicletas no pueden circular por la acera. Así lo estipula el Reglamento General de Circulación, de jerarquía superior a cualquier ordenanza municipal. Por mucho que el ayuntamiento local inste a ello a través de su potestad normativa, la norma superior se impone. Si queremos llevar la bicicleta por la acera, debemos desmontar y empujarla, y estar pendientes del resto de peatones que nos rodean.

Los ciclistas han de respetar las normas en las intersecciones, y sobre todo, no obviar los pasos de peatones y los semáforos en rojo.

Carriles bici y ciclocarriles

Los carriles bici y los ciclocarriles son una asignatura complicada en las grandes ciudades. Por una parte, acarrean ventajas. Aumentan la seguridad de los ciclistas y fomentan el uso de la bicicleta por la ciudad. Por otra parte, hay muchos carriles descuidados… 

La normativa sobre la obligatoriedad del carril bici tiene que ver con su señalización. Ante la señal circular R-407a, tenemos la obligación de circular por el mismo. Esto, en algunas ocasiones, supone situaciones complicadas para algunos ciclistas. Por ejemplo, podemos encontrar ayuntamientos que colocan esa señal en carriles bici de difícil tránsito para ciertos tipos de bicicleta. De existir la R-407a, indica además exclusividad para los ciclos. Es decir, los peatones no pueden transitar por el carril bici. De ahí que muchos municipios, para cumplir más adecuadamente la normativa, sustituyan la mencionada señal por la S-35, informativa de la existencia del carril.

Y circular a una velocidad adecuada. Como los vehículos, las bicicletas han de respetar los límites de velocidad establecidos para cada vía. Se recomienda además que no sobrepasen los 40 km/h o los 20 km/h en zonas residenciales (sobre todo para bicicletas eléctricas). Tenemos que tener en cuenta la velocidad a la hora de acércanos a pasos de cebra, intersecciones, glorietas, o en condiciones de lluvia, nieve, nubes de polvo, niebla, etc.