Sernauto y Ancera otorgan este premio por el trabajo realizado por los centros de reparación, servicios esenciales desde el primer momento de la pandemia para atender las necesidades de los vehículos que garantizasen el traslado de personas y mercancías durante la crisis Covid19.
El presidente de CONEPA, Ramón Marcos, recogerá el premio el próximo 16 de diciembre en IFEMA durante el encuentro navideño que organiza Motortec para la familia de la posventa de automoción española.
Motortec es la antesala de la feria que tendrá lugar del 20 al 23 de abril de 2022.
El presidente de Conepa agradeció, con estas palabras, la distinción: “Es un orgullo compartir estos premios honoríficos con nuestros compañeros de CETRAA y con Antonio Zapatero, ex director del hospital provisional de IFEMA, hoy Viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de la Comunidad de Madrid, y Eduardo López Puertas, director general de IFEMA, por su gestión y determinación para la creación y puesta en marcha en tiempo récord de un hospital en las instalaciones feriales para la lucha contra la COVID-19”,
En el caso de los talleres, “este es un premio muy compartido por diversas razones:
Con este premio a las dos grandes asociaciones nacionales de talleres, se destaca no solo el papel realizado por CETRAA y CONEPA en los primeros tiempos de pandemia -cuando no se sabía siquiera si los talleres podían mantener abiertas sus puertas-. Es una puesta en valor del papel de este sector en momentos tan complicados.
Igualmente importante fue el trabajo de las asociaciones de talleres de ámbito autonómico, local y provincial, alguna de ellas con escaso personal, encargadas de transmitir directamente a los talleres lo qué sucedía, de atender sus dudas y preocupaciones.
Es destacable, asimismo, los esfuerzos de miles de talleres cuyo primer impulso fue trabajar para seguir dando servicio a sus clientes y a la sociedad en un momento en el que toda la movilidad permitida era esencial: desde la que necesitaban los vehículos de emergencias (ambulancias, bomberos, fuerzas de seguridad del Estado, limpieza…), la del sector del transporte profesional de mercancías y personas, y la necesaria para trasladar a las personas que, de manera individual, necesitaban seguir usando sus vehículos para acudir a sus trabajos o atender a personas mayores. Especialmente son memorables los autónomos que, con su personal en ERTE, siguieron al pie del cañón, dispuestos a estar allí cuando se les necesitara.
También han sido protagonistas las donaciones por parte de los talleres de material a los hospitales en los momentos más duros: monos de pintado, pantallas de protección, guantes, patucos protectores, mascarillas…
Esos “improvisados” EPI llegaron a los centros médicos y fueron de especial ayuda en aquellos primeros difíciles.